Cuestionamientos a la educación

Desde principios del siglo XX está establecido por Ley que en los cursos de 10 y 11 grado en los colegios se dicte la cátedra de filosofía. Algunas instituciones lo extendieron a todo el bachillerato o han implementado estrategias como la llamada ‘Filosofía para niños’. Para Leonardo Tovar, doctor en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional, a pesar de esos esfuerzos hay ciertos signos de inquietud que motivaron el tema de la educación como eje del reciente congreso. 
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“Uno de los signos es que desde hace dos años ya no hay en las Pruebas Saber de once un apartado sobre filosofía, solo se evalúa indirectamente con las competencias de lectura crítica y el segmento de competencia ciudadana”, describe Tovar, y señala que esta acción demuestra una reducción de la importancia de la filosofía en la educación y como resultado hay falencias en el debate crítico de la sociedad. Jorge Aurelio Díaz apunta, además, que en bachillerato no se debería enseñar los mismos temas de la universidad. “Muchos de los estudiantes universitarios salen de estudiar filosofía y van a los colegios a enseñar lo mismo, pero poquito, eso es un desastre porque no se estimula ese pensamiento crítico”, comenta Díaz. Por otra parte, Guillermo Serrano dice que este fenómeno se repite en otras áreas del conocimiento. “Parece que los saberes escolares fueran resúmenes diluidos y un poco falsificados de los saberes de referencia de las universidades”, comenta Serrano. También señala la existencia de investigaciones sobre la historia de la pedagogía en Colombia donde abordan el desarrollo de un saber específico sobre cómo enseñar. “En la filosofía se ha intentado implementar ese proceso, pero no sido posible porque la profesionalización ha sido muy reciente. Antes la clase de filosofía no la daban filósofos y se convertía en una reunión sobre proyecto de vida”, analiza Serrano. Para Amalia Boyer a este panorama se suma la discusión sobre si la filosofía puede ser enseñada o no. “Se hace la distinción que una cosa es enseñar filosofía y otra distinta es enseñar a filosofar”. Boyer explica que hay un punto relacionado con la profesionalización, pero el otro tiene que ver con esa función importante de la filosofía, la de brindar unas herramientas técnicas de lectura, escritura y argumentación que sirven para posicionarse frente al presente y cuestionarlo. “No solo se trata de criticar de manera negativa, sino tener una cierta distancia para hacer un diagnóstico de ese presente que nos permitan construir un porvenir que no repita los mismo errores del pasado”, comenta la filósofa y señala que, desde su punto de vista, en vez de sacar la filosofía de la educación media, se necesita buscar la manera de insertarla desde el comienzo. “Hay una frase que me gusta de Gilles Deleuze que dice: el niño es un ser metafísico, es decir, el niño comienza por ser filósofo. Hay algo en el sistema de educación que nos hace perder la capacidad de filosofar”, asegura Boyer.

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