El motivo de fondo de su pensamiento lo constituye la defensa de la emancipación, la igualdad y la justicia de los seres humanos a través del pensamiento crítico. El modo de concebir el ejercicio de la crítica, que por ponerle un membrete suele denominarse como “filosofía analítica”, parecía un procedimiento muy alejado de estas preocupaciones. Pues en la repartición de temas, la justicia social y la emancipación correspondían al marxismo; la metafísica, la ontología y los problemas del conocimiento a vertientes de los grandes filósofos alemanes; y los problemas de la lógica y del lenguaje a la filosofía analítica. Así, pues, el descubrir que Villoro no estaba limitado ni comprometido por esa distribución, constituyó de por sí una gran contribución. Así mencionar cuál es su concepción de los seres humanos remite necesariamente a la importancia del pensamiento crítico.
La influencia más notoria que recibí de Luis Villoro consiste en reconocer que la tarea de la filosofía es el uso de la inteligencia a través de un análisis cuidadoso y sistemático. Villoro no cuenta con una teoría que le proporcione la certeza en el estudio de un tema, ya se trate de la filosofía de Husserl o Descartes, ya se trate del proceso ideológico de la Revolución de independencia, o del problema del indigenismo, o de los problemas clásicos de la teoría del conocimiento, o de la ética, el poder y los valores, o del problema de la democracia y el multiculturalismo. Su propuesta es el análisis de los conceptos centrales de cada tema. La filosofía es un análisis de los conceptos que articulan los discursos y las prácticas sociales. Esta disposición para analizar temas concretos, que parecían ser territorios vedados si no se cuenta con las credenciales teóricas suficientes, constituye una gran aportación, tal vez hasta una novedad en tanto que, si bien podrían formar parte de una trayectoria ensayística frecuentemente recorrida en el pensamiento en lengua hispana, los textos de Villoro se construyen a partir de argumentos sólidamente estructurados y, sobre todo, abiertos a la crítica. La claridad de sus exposiciones permite seguir al detalle los vericuetos de cada argumentación, lo cual amplía el horizonte y permite la crítica. La diferencia fundamental de la obra de Villoro respecto al género “ensayo” consiste en que su valor de verdad no depende del prestigio del autor sino de la claridad y pertinencia de los argumentos.
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