La antropología agustiniana está fuertemente teñida de platonismo. En el hombre existen dos sustancias distintas, espiritual la una, material la otra. El hombre propiamente hablando no es su cuerpo, ni tampoco el conjunto de cuerpo y alma, sino el alma. En el alma, a su vez, San Agustín distingue dos aspectos: la razón inferior y la razón superior.
La razón inferior tiene como objeto la ciencia, es decir, el conocimiento de las realidades mutables y sensibles, el conocimiento de nuestro entorno físico con el fin de que nos sea posible subvenir a nuestras necesidades. La razón superior tiene como objeto la sabiduría, el conocimiento de lo inteligible, de las ideas, con el fin de que sea posible elevarse hasta Dios.Todo esto es básicamente platonismo. San Agustín, atento a las exigencias de la fe cristiana, niega la preexistencia y la reencarnación de las almas.
La razón inferior tiene como objeto la ciencia, es decir, el conocimiento de las realidades mutables y sensibles, el conocimiento de nuestro entorno físico con el fin de que nos sea posible subvenir a nuestras necesidades. La razón superior tiene como objeto la sabiduría, el conocimiento de lo inteligible, de las ideas, con el fin de que sea posible elevarse hasta Dios.Todo esto es básicamente platonismo. San Agustín, atento a las exigencias de la fe cristiana, niega la preexistencia y la reencarnación de las almas.
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