El Alma como Idea del Cuerpo

El cuerpo, es material, mortal y se corrompe. Es decir, que vamos envejeciendo, que el cuerpo se estropea. Con él, estamos en el mundo sensible. Nuestro cuerpo, según Platón, es un estorbo para el alma, porque a menudo impide la visión de las ideas por parte del alma. Además, el cuerpo arrastra con sus pasiones. Es algo así como una cárcel para el alma.
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Expresiones actuales como "hacer lo que me pide el cuerpo" tienen mucho que ver con el pensamiento de Platón. A veces, tenemos ganas de hacer cosas que sabemos, razonando, que no son las que deberíamos hacer. Piensa en actividades como comer en exceso, ser perezosos, etc. En casos extremos, como las adicciones de cualquier tipo, esto se ve más claro. Por ejemplo, las adicciones a sustancias como el alcohol o el tabaco son ejemplos de que el cuerpo puede "pedir" cosas que perjudican a la razón, que no son razonables. O que, como diría Platón, estorban al alma.

El cristianismo heredó de Platón esta concepción negativa del cuerpo. La penitencia cristiana, el ayuno, o algunos de los mandamientos tienen la intención de purificar el alma gracias al castigo del cuerpo, o si no castigo, sí gracias a no acceder a todo lo que puede apetecernos desde el punto de vista físico. Según Platón, el alma es inmaterial e inmortal, es decir que no es algo físico: no puede verse, tocarse, pesarse... También es inmortal. Está encarcelada y prisionera en el cuerpo. Se divide en tres partes o tendencias: racional, irascible y concupiscible. Con estas tres partes, Platón quiere decir que realizamos tres tipos de actividades con el alma: razonar, tener fortaleza o valor, y tener prudencia o templanza. También heredó el cristianismo de Platón esta concepción del alma. En el cristianismo, es el alma la que se encuentra con Dios, la que puede conocerlo una vez muerto el cuerpo.

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