"La compresión comienza allí donde algo nos interpela: esta es la condición hermenéutica suprema. Ahora sabemos cuál es su exigencia: poner en suspenso por completo los propios prejuicios. Sin embargo, la suspensión de todo juicio, y, a fortiori, la de todo prejuicio, tiene la estructura lógica de la pregunta".
Sostiene que no basta el análisis gramatical y filológico. Se debe incluir la contribución activa del lector que tiene sus ideas preconcebidas. Al análisis comparativo o crítico se debe unir el análisis intuitivo o de adivinación, que es la comprensión psicológica del autor del texto, lo cual se realiza a partir del conocimiento previo que el intérprete hace de su propio mundo vital Interpretar un hecho histórico, dice, no es leer un dato del pasado, sino tomarlo para hacer un acto de voluntad que mira al futuro. Ante un texto se debe recuperar el problema existencial, para que el hombre se auto-proyecte hacia la existencia auténtica.

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