Presentó una alternativa teológica al racionalismo kantiano. Frente al dogmatismo de la iglesia intentó relacionar el romanticismo con la teología. En diálogo con Kant, negó que fuera posible conocer a Dios por medio de la razón. El lugar para conocer a Dios era la ética y la moral. Cuestionó la ética como el lugar para el conocimiento de la deidad.
Para Schleiermacher, el camino al conocimiento de la deidad era el sentimiento de total dependencia en la deidad y la intuición. En sus obras Über die Religion. Reden an die Gebildeten unter ihren Verächtern y Glaubenslehre, definió la religión como “el sentimiento e intuición del universo”. Entendía al cristianismo como “el sentimiento y la dependencia de Dios”. La religión no podía ser estudiada correctamente ni por la filosofía racionalista de la Ilustración, ni por los dogmas eclesiásticos. El sentimiento y la intuición eran los mejores caminos para relacionarse con la deidad. En su obra Soliloquios planteaba que “tantas veces como vuelvo mi mirada hacia adentro de mi ser más íntimo estoy en el campo de la eternidad”. Por lo tanto, la experiencia piadosa y mística de los creyentes es lugar de reflexión teológica.
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